Por la misma objeción, a los dueños de negocios o a grupos religiosos se les permite denegar puestos de trabajo, acomodo en un hotel o servicios de atención si los interesados son gais, lesbianas, bisexuales o transexuales. Esta normativa beneficiará a secretarios judiciales, fotógrafos, floristas, pasteleros, organizadores de bodas y otros oficios implicados en el festejo si consideran que esas uniones atacan su credo.
Aún hay más. Ofrece la opción a los médicos y otros empleados de la sanidad de “declinar la participación en la provisión” de procedimientos de reasignación de sexo, consejo psicológico o ayuda en terapias de fertilidad. E incluso se prohíbe enterrar el cuerpo de una persona homosexual.
Obviamente la gente ha protestado y los propios ciudadanos están en contra.
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